Murieron de dos en dos

Jess Farwell se despertó bruscamente cuando el carromato dio la sacudida al encontrar el bache. El instinto le hizo correr rápidamente la mano hacia, el revólver. Se asomó, por la rendija, que había entre las dos tablas y vio las anchas espaldas del individuo del pescante, que empezaba a soltar una sarta de denuestos dedicada al tronco de caballos. Jess respiró con fuerza, buscó el hueco hecho por el cuerpo en la paja y se acomodó con los brazos cruzados bajo la nuca.